De chiquito fui algunas veces a Casapueblo. No comprendía muy bien ese lugar medio mágico, todo blanco, lleno de esculturas raras hechas con engranajes y desechos metálicos. En la misma época y durante un verano, una bruma de misterio apareció cuando mis padres comentaban que el hijo abriría un restaurante, tampoco entendí muy bien por…
Carlos Páez Vilaró
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